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lunes, 31 de diciembre de 2012

FAMILIA POLÍTICA.

No hay nada más postizo que una familia política.

Y ya sabemos todos que lo postizo no es tan bueno y nunca sienta igual, por muy bueno que sea el cirujano que haga el implante o el estilista que lo aconseje. Que se lo digan sino a Ana Obregón, Yola Berrocal o, ya como ejemplo para llegar al culmen de lo representativo, a Belén Esteban.

Desde que nacemos tenemos una familia polítca, en forma de tíos y tías postizos, y segun va uno creciendo se va complicando.

Sobre todo cuando tienes una pareja y ya entras de lleno en la política exterior. Hasta ese momento ha sido política interna y la has ido sobrellevando como buenamente se ha podido. Pero los asuntos exteriores son un tema aparte. No en vano existe en el gobierno un ministerio exclusivo para este tipo de asuntos... no van a ser importantes entonces?.

Todo el mundo sobrelleva a la familia política de la mejor manera posible. Y por supuesto, de forma políticamente correcta, nunca mejor dicho. Lo malo es pasar por ciertos eventos "ineludibles" a los que hay que asistir anualmente. Justamente en estas fechas navideñas los ministerios de asuntos exteriores de casi todas las familias están al rojo vivo y, en algunos casos, intentan poner a toda su diplomacia a trabajar intentando salvar la entente cordial de la Nochebuena o la Nochevieja y que no haya III Guerra Mundial.

Y si no, no hay más que ver la cara del personal ante la preguntita "inocente", que en otra época del año uno conversa sobre el tiempo, sobre la crisis, sobre lo mal que se lo hace pasar su jefe, del último partido del siglo o del último modelo que vestía la que figuraba en la última portada del "Hola"; pero justo en estos días te cae fijo lo de: <¿Y tú con quién cenas?>. Y a la gente se le va poniendo cara de vinagre, de coliflor o de una mezcla de las dos. <Voy a casa de sus padres> o <Vienen sus padres a casa> o <Comemos donde mis cuñados> (esta última con sus padres incluidos, aunque no los mienten).

Y es que no pudieron elegir con más tino el nombrecito. Que se las trae. Que debieron de hacer un concurso en tiempos remotos a ver quién tenía más mala leche y le cascaba un nombre más macabro a eso que les caía en suerte. No eligieron "familia segunda", "familia apegada, "re-familia", "familia arrimada", etc. No. Directamente política. Familia Política. Y vamos que lo bordó el inventor del vocablo. Lo mismo era un Maya y tuvo un vaido catátonico y se soltó una profecía, como el que no quiere la cosa. Familia Polìtica. Que para el 2012 va a estar el personal contento con la clase política. ¡Y anda. Nos encasquetaron lo de la familia política!!!.

Y es que, bastante tiene uno con sobrellevar los asuntos internos como para entablar lazos fratenarles con las potencias mundiales externas. Que en todos los lados cuecen habas. Y el que no lo diga miente.

Hay familias en las que ya aguantar a tu padre o a tu madre, a tu hermano o a tu hermana; es como aguantar en un tiovivo que te pase un terremoto por encima. Pues, ¿No quieres chocolate? Pues toma dos tazas. Los tuyos, que son de aúpa, y de propina los postizos.

Y no hablemos cuando uno metido en política se alía con otro país y crea una nación nueva. ¡Bufffffffff!!!. Por mucha harmonía y paz que exista, siempre aparecen las guerrillas. Y ¿Qué es lo que más no molesta de nuestra pareja?. Vamos... admitámoslo. Justo que saque el ramalazo nacionalista y se reivindique homenajeando a sus ancestros. <Que si mi madre dice... qué tal>, <Que si mi padre en este caso haría... cual>. 

Y ya no hablemos cuando llegando la discusión a cierto nivel, nuestra pareja se disfraza y empieza a comportarse, tal cual, como la madre o el padre que lo/la engendró. !Es ya para mear y no echar gota!!!.

Bastante con una suegra o un suegro, como para justamente.... eso.... una copia postiza metida en casa, que ya hemos dicho que siempre es peor que lo natural y, para más inri, aguantar la discusión y que te saque de tus casillas.

Porque justamente lo que menos nos gusta de nuestra pareja, normalmente, es un rasgo o un ademán de algo que nos disgusta sobremanera de su padre o de su madre. No hay nada peor en una discusión que soltar aquello de <Cada vez te pareces más a tu padre/madre>. Y solo existe aún una cosa peor que decir esa frase: Lo peor es escucharla.

No nos engañemos. No hay nada que más nos jorobe, que autoreconocernos que también nos acabamos pareciendo a nuestros padres, justamente en lo que menos nos gusta y aún peor en lo que menos le gusta a nuestra pareja. Pero es inevitable. Es un acto genético. Estamos codificados así. Lo cual no es algo para estar orgullosos y mucho menos algo que aplaque la paz familiar y que por tanto ayude en la política interna.

Sobre la externa decir, que cada año, en la foto de la entente cordial navideña, decimos "Confitura" cuando deseariamos decir "Mermelada". Todo con el objetivo de que la foto quede bien y no se desenfoque. Aunque a veces se nos escapa un <merrrmee... confitura>. Y hasta la próxima... con la confianza de atarse uno la lengua para no decir un< ¡¡¡MEEEEEERRRRMELAAAAADA!!! ¿Qué pasa? que en mi casa se come mermelada de toda lal vida y no se nos han caido los dientes y cenábamos tan a gusto y sin remilgos>.

En fin, que a veces la mermelada, más que algo para endulzar, parece que fuera aceite de Ricino.

Y luego, escucha uno en la radio que se ha celebrado un cónclave este fin de semana para celebrar la familia!!!. Todo organizado por la "santa madre" iglesia. En fin... si la política está como está... ni hablar de la iglesia y la familia!!!

FELIZ AÑO 2013 y que no se le explote el frasco de la mermelada a nadie entre las manos... digo de la confitura.

miércoles, 19 de diciembre de 2012

LA FELICITACIÓN DE IBERDROLA (NOTICIAS II)


Sigo leyendo la prensa, aún con el móvil al lado por si tengo que marcar el 112.

Encuentro una noticia que me da esperanzas y que me hace pensar que mi denuncia en mi post anterior (ver  post Menos circo y más turrón (Noticias I) no es un grito inútil y hay solución y humanidad en esta sociedad que nos ha tocado vivir actualmente.

Un promotor inmobiliario ha accedido a alquilar sus viviendas (que no vende ni a tiros) a familias desahuciadas por 50€ al mes.

Un aplauso. Si señor!!!.

También leo que un alguien ha comprado varias series de lotería de Navidad para repartir participaciones de 1 € entre todos los parados de Andalucía. ¡Son unos cuantos!!!. El susodicho se habrá gastado un buen dineral.

¡¡¡Olé!!! Y nunca  mejor dicho. Vaya… si antes hablo de la poca humanidad, antes me encuentro estas agradables noticias.

Parece que hay que empezar a leer los diarios por la parte de atrás y saltarse las portadas, porque así se encuentra uno cosas mejores que cuando comienza a leer de la forma habitual (por delante), o abrir el navegador y darle al cursor hasta abajo donde ya no se puede bajar más e ir leyendo de abajo a arriba. Tomo nota para la próxima vez.

Pero lo bueno dura poco, enseguida la cosa se vuelve a su tono habitual.

LA SUBIDA DE LUZ EN ENERO 2013 RONDARÁ EL 4%.

¿Les parece poco todo lo que han subido últimamente?. ¿Todavía más?. En los últimos años se ha duplicado el coste de la dichosa luz. Y no porque se consuma más, sino porque el precio se ha incrementado a pasos agigantados. 

Leer esta noticia, me recuerda de pronto que en mi correspondencia de hoy había un sobre de Iberdrola. Vamos a echar una ojeada a la factura. Porque me extraña que sea una felicitación navideña. Que de paso se la pueden meter por dónde les quepa si es que se les ocurre enviarla.

Cojo el sobre. En efecto es la dichosa factura. Pero este mes viene con sorpresa. ¡¡¡Y qué sorpresa!!!.

Meto un respingo en el sillón que casi me estampo con el aparato de TV, que está como a 4 metros de distancia. Mientras me levanto del suelo, anoto mentalmente llamar al “Guinnes” de los records, en cuanto tenga un hueco a ver si el salto es homologable y he alcanzado una nueva marca. Me abanico con un papel que tengo en la mano para recuperar el resuello y poco a poco vuelvo en sí. ¿Dónde estaba?. Ah! Sí. El papel con el que me abanicaba era la dichosa factura de Iberdrola.

No salgo de mi sorpresa. ¡Pero vamos a ver!!!. ¿Me han “hackeado” la red de la luz hogareña y estoy alumbrando a todo el barrio?. Joder, joder!!!. ¿Pero esto qué es?. Hago un cálculo mental rápido, en medio de la conmoción, y me sale como un veintitantos por ciento más de lo que he pagado en las ocasiones más altas. ¡Grrrrrrr!!!.

Vuelvo a abanicarme y según muevo el papel cae al suelo una hojita que debía de estar adherida a la factura.
En negrita y en letras más grandes que el texto que sigue después, figura:

Carta a remitir a los consumidores de acuerdo con lo dispuesto por el Ministerio de Industria, Energía y Turismo en la orden IET/843/2012, de 25 de Abril de 2012.

Y el texto que sigue continúa:

Al objeto de facilitar la comprensión de la factura se le comunica que ésta contempla (…), determinadas refacturaciones correspondientes a su consumo de electricidad desde el 1 de Octubre de 2011 y hasta el 31 de Marzo de 2012.

(…) y continua con una serie de resoluciones del Tribunal Supremo sobre el precio de los peajes de acceso a redes y bla, bla.

Como consecuencia de esas resoluciones es de obligado cumplimiento refacturar el 4º trimestre de 2011 y el 1º trimestre de 2012.

En consecuencia, las cantidades resultantes se fraccionarán en las facturas que se emitan hasta el 31 de Diciembre de 2012. En mi caso, y desconozco si a otras personas les ha pasado igual, me cargan todo de golpe en la última factura del año. Veeeeenga!!! Un veintitantos por ciento más así sin avisar!!!. Bueno, que vaaaaaa… que si avisan, si son tan majos que me mandan hasta una carta para explicarme todo detalladamente!!!. El que no lo entienda es que es tonto.

Alucina vecina!!!.

Y ahora digo yo: ¿Cómo sé que esto es correcto y no se han equivocado?. ¿Qué certeza tengo de que me están facturando sin error y todo está bien como otras veces?. ¡Horrorrrrrrr! Me trago mis pensamientos. Nunca he tenido la certeza de que me estén facturando correctamente. ¿Tú la tienes lector bloggero?. No, ¿verdad?. ¿Alguien tiene forma de contrastar lo que le dicen en la factura?. Una factura suele llevar un albarán que puedes cotejar. Si recibes unos bienes, los cuentas y si falta alguno o te facturan de más puedes reclamar al proveedor. A veces uno tiene un presupuesto de tal o cual trabajo donde se ha pactado un precio anticipadamente por un servicio o se menciona el precio unitario de esto o aquello. No te lo pueden cambiar así porque si, de forma unilateral. Pero lo del suministro eléctrico ¿quién lo controla?. Ni Dios. Y eso que fue él quién separó las tinieblas y creo el día y la noche. Fue quién creó la luz. Bueno, pues ni él es capaz.

Nos facturan lo que les da la gana. Así de simple. Así de demoledor y así de sencillo.

Dicen que tienen corregir esto o aquello que estaba mal facturado y no queda otra alternativa que tragar y aceptar. Que por ley lo tienen que prorratear entre todas las facturas hasta la última de Diciembre. Pues no, te cargan todo de una vez y te callas. Que esto fue aprobado en Abril de 2012 y ya han tenido tiempo de mirárselo. Pues te aguantas y si te hacen un roto en el presupuesto mensual te aguantas igual. Y aún hay que dar gracias que no te cobran intereses de demora.

- YO: Que digo qué como saben ustedes que no se se han equi…
- IBERDROLA: Que no, usted a callar. No hay error.
- YO: Qué lo mismo si alguien me explic…
- IBERDROLA: Que no, usted a pagar. Ya le hemos mandado una carta donde queda todo aclarado y bien explicado.
- YO: ¿Y esto va a pasar más veces?.
- IBERDROLA: Ya veremos… (en otras palabras: que señor más plasta y preguntón). ¿Podemos ayudarle en alguna cosa más?. No cuelgue, por favor, deseamos mejorar nuestro servicio para usted. Le vamos a realizar una encuesta para que valore su satisfacción en nuestra respuesta...

Y digo yo, ¿No habrán esperado, por casualidad, a final de año para hacer cálculos y ver que el beneficio final de año no va tan bien como esperaban y así meter el clavo, a los consumidores, y llegar a cumplir el presupuesto establecido para el año 2012?. No hombre, eso es imposible. Yo es que soy muy desconfiado y un señor muy plasta y preguntón. Todo es transparente, tan transparente como la electricidad que es invisible. Que no se ve y como nadie ve nada, pues te pueden facturar lo que les de la gana.

Claro que con esto, la próxima se sacan que en el 2001 o más atrás en 1997 se equivocaron en la facturación y tienen que recargarnos la diferencia y nos pueden cobrar lo que les salga del kilowatio. 

En fin… sigo leyendo las noticias. Pero a media luz… que se ha puesto el precio de la electricidad casi peor que la  gasolina. Y luego querrán que usemos coches eléctricos… aysssss!!!. ¿Dónde vamos a ir a parar?.


jueves, 8 de noviembre de 2012

EN VERSIÓN ORIGINAL, PLEASE.


Huelgas de estudiantes y profesores en pos de una lucha contra recortes y reformas educativas. En pos de una enseñanza de nivel. En pos de salir del analfabetismo mundial en el que nos hallamos metidos.

Un analfabetismo mundial que tiene su raíz décadas atrás. Puede que se diera el pistoletazo de salida allá por la década de los 40, cuando en nuestro país nuestros padres languidecían en los patios del colegio y era más importante saltar la comba del hambre y que no te cogiera el “pilla-pilla” de la miseria inmiserable que se vivía por aquel entonces que entrar al aula de la vida. En cuanto alguno se despistaba acababa arrimando el hombro para llevar a casa un par de perras gordas, o en la mayoría de los casos mucho menos, y se dejaba de oír para siempre su nombre y apellidos al pasar lista cada mañana.

Hasta ese momento solo estudiaban los señoritos, mientras las señoritas se entrenaban en casa para sus labores. El resto, que eran un nutrido grupo de seres sin suerte ni destino definido, eran analfabetos total y ni falta que hacía que supieran otra cosa más que contar con los dedos o ni tan siquiera eso.

Pero a nivel mundial estábamos posicionados a un nivel similar al resto de las naciones que pintaban algo en el concierto internacional. Es decir lo que se puede llamar primer mundo. ¡Ojo! Que hablo a efectos educativos y no tengo en cuenta otros aspectos económicos, sociales, etc. En temas educativos no se requería mucho nivel, teniendo en cuenta que la vieja Europa se debatía en una guerra sangrienta y allende los mares los “USA” y los “Japan” andaban también metidos en el lío. Lo que menos importaba era la formación del pueblo. Que lucharan y se mataran unos a otros y luego con los que quedaran ya se vería que hacer con ellos. Para fabricar y reconstruir un país no hacía falta ir al colegio. Cuanto más embrutecimiento y menos cerebro existiera más fuerte se cavaba con la pala y más honda se hacía la zanja.

Pero resulta que esa masa anónima y embrutecida, que se deja la vida en las fábricas y en los campos, aparta los escombros, entierra a sus muertos en los agujeros de las bombas caídas y comienza a andar hacia adelante buscando un sitio libre en el último vagón de un tren llamado futuro. Esa masa, de vencedores y vencidos, construye también colegios y los llena de infantes y adolescentes que bailan a ritmo de rock & roll los fines de semana y que avanza en pos de hacer realidad el sueño americano, el sueño alemán y se auto convencen a sí mismos que el holocausto y la bomba atómica solo fueron una pesadilla en una noche fría de lluvia y tormenta.

Y mientras en los patíos de España se alinean nuestros hermanos y primos mayores, cada mañana brazo en alto para cantar el “cara el sol”, sus contemporáneos crecen en un mundo capitalista y “libre” donde las universidades se llenan de proletarios y de nueva burguesía a partes iguales. Aprenden economía, política, ciencias e idiomas. Estas naciones abren los brazos a los “cerebritos” foráneos y en España los pocos iluminados tienen que marcharse para encontrar entornos que les estimulen intelectualmente, porque aquí se duerme hasta la burra.

En los 70 nos ganan por goleada o KO técnico. Nuestras universidades languidecen entre carreras y carreras. Pero no carreras académicas, si no carreras a golpe de porra delante de unos “grises” que intentan aplacar a una juventud que no es tonta y sabe que le están tomando el pelo, pero que desgraciadamente no recibe lo que necesita. Se desciende de categoría a pasos agigantados. Nuestro nivel se derrumba mientras crece el de los otros.

No mucho antes, en 1965, por poner un ejemplo, unos melenudos, llegaban a Madrid y a Barcelona para dar un par de conciertos a tan solo unos poquísimos miles de privilegiados, que no se dejaron intimidar por la prensa franquista y que consiguieron reunir el dinero, de las prohibitivas entradas, sacándolo incluso de debajo de las piedras, para poder ver y escuchar al grupo que cambiaría para siempre el concepto de lo que se entendía por música hasta ese momento. Aquellos afortunados presenciaron los únicos dos conciertos de los Beatles en España. Mientras, al resto de españolitos se nos ponía la piel de gallina al oír la sintonía de Eurovisión, en la TV de blanco y negro, porque nos habían lavado el cerebro, y nos creíamos el centro del universo musical con Massiel y Salomé cantando en “spanish”.

Los 80 y los 90 avanzan, y se camufla el socavón, pero ya hemos perdido un terreno insalvable, al menos para un par o tres de generaciones.

¿Y dónde está uno de los problemas principales a mi juicio?. Sencillo, en lo que acabo de comentar acerca de los Beatles y Massiel & Salomé (con el “&” sí, que hay que ser más internacionales y mirarse menos el ombligo). Hasta no hace mucho éramos totalmente proteccionistas con nuestra cultura y nuestro idioma. Pensábamos que con el sol y el flamenco íbamos a cualquier sitio y en cuanto alguien adoptaba una moda o decía una palabra extranjera era un anti-españolista, un snob y nos poníamos en guardia como si nos estuvieran robando algo. ¡A ver si nos van a robar las tradiciones y el idioma! se pensarían algunos (Posiblemente porque era lo único que nos identificaba y nos hacía diferentes. Era como nuestro escaparate. Pero claro, es que detrás no había nada más. La tienda estaba vacía y el almacén no digamos).

Resulta que nos dedicábamos a españolizar todo lo que nos llegaba para darle nuestra identidad y por culpa de cosas como esas mi vecino, ciego de nacimiento, creció pensando que Rock Hudson, Cary Grant y Errol Flynt eran un mismo actor que se cambiaba de nombre para algunas películas. A él le sonaban igual por la sencilla razón que tenían el mismo tono de voz. Pero esto no se arregló y durante muchos años siguió creyendo que a Silvester Stallone, Al Pacino, Dustin Hoffman y Robert de Niro les pasaba lo mismo. Resultaba que la reina de Inglaterra se llamaba Isabel y su hijo, el príncipe de Gales, se llamaba Carlos, aunque en el resto del mundo los conocían como Elizabeth y Charles. Pero es que hoy en día, si yo cierro los ojos, puedo escuchar como Johnny Deep, Leonardo di Caprio y Jim Carrey suenan igual y no se puede distinguir quién es quién y a los de Inglaterra les siguen cambiando el nombre y el nieto se llama Guillermo y su esposa Catalina, cuando realmente se llaman William y Katherine.

En Portugal, que está aquí al ladito, la mismísima televisión pública emite las películas en versión original con subtítulos en portugués hace muchísimos años. Resultado de esto: El porcentaje de población menor de 40 años que domina el portugués, el inglés y el español es altísimo. Pero esto es algo que otros países llevan haciendo de igual forma hace mucho tiempo. En un gran número de países, de la EU y que no lo son, uno se baja del avión y toma un taxi y es difícil toparse con un taxista que no hable inglés con soltura (como mínimo inglés).

Entonces. ¿Para qué doblar las películas?. ¿Para seguir siendo unos melones?. ¿Para qué tanto colegio bilingüe si fallamos en la base?. ¿Para qué gastar en doblajes?. ¿Por qué perdernos el matiz genuino de las voces de los actores?. 

Esto es grave. Es un problema de actitud que no de aptitud. Somos válidos pero estamos descalzos.

Nos creemos que somos mejores o en otros casos peores que el resto del planeta.

Que, como digo, con nuestro sol y flamenco podemos ir a cualquier sitio o por el contrario que mejor que ni nos quitemos la bata y el pijama y nos quedemos en casita que hacemos el “ridi”. ¿Cómo es que todos nuestros presidentes del gobierno posteriores a la transición no hablaban o hablan correctamente ningún idioma aparte del español (y alguno correctamente ni eso)?. Es vergonzoso verles cabecear delante del homónimo de turno, poniendo cara de circunstancias y repitiendo “yes, yes”. ¿Para qué dicen que sí, si no saben que les están diciendo?. “Zapatero que tienes las cejas como el logotipo de la Volkswagen”… “yes, yes”. “Rajoy que tienes los ojillos como un cordero degollado”… “yes, yes”. “Hala, ¿estáis listos para bajaros los pantalones y agacharos… que ya empezamos?”… “yes, yes”.

Eso sí, adoptamos a Santa Claus y la gente se hacina en una macrofiesta a festejar “Halloween” que es muy chic y muy “ameeeerican”, pero le damos el toque “spanish” haciéndolo en un recinto sin licencia de apertura definitivo, con más del doble del aforo permitido y con la gente entrando y saliendo, como Pedro por su casa, para hacer botellón en los aledaños. Eso sí con el inigualable toque español de la cerveza Mahou, la sidra asturiana y el whisky DYC.    

Sin comentarios.

Os reproduzco una muestra verídica para ilustrar como hemos visto “al extranjero” o como nos lo han hecho ver:

En mis tiempos de estudiante de Bachillerato (el desparecido BUP), en una clase de ética, el profesor nos pregunta a qué personaje famoso nos gustaría parecernos.

El servidor, al cual nunca le ha agradado el fútbol en demasía y que además en aquella época estaba loco por el baloncesto, da como respuesta el nombre de Michael Jordan.

Hay que tener en cuenta que esta anécdota se produjo en el año 1987 y que Michael Jordan con los Chicago Bulls no ganó su primer título de la NBA hasta 1991. 

El profesor recrimina al alumno: “¿pero ese quién es?”. Le muestro una de las decenas de fotos que llevaba pegadas en mi carpeta. “Anda si es uno que juega al baloncesto. Si es extranjero. Pero este no es famoso y además es negro”.

En España se daba prioridad a deportes nacionales (digamos el fútbol patrio), no se hablaba casi de otros deportes y menos de los que se practicaban en otros países. Hoy en día creo que difícilmente habrá personas que no hayan oído hablar de Michael Jordan.

Para aquel profesor aquello no era más que una ocurrencia de un adolescente fascinado por el deporte, por un deporte que se practicaba muy minoritariamente en España, un adolescente que llevaba la carpeta llena de fotos de ese tal Jordan y que mejor haría en leer a Hume o a Frome, en conocer la figura de Einstein, Mozart o Gandhi (entre otros), en lugar de intentar meter una bola por un aro y soñar ser un negro, en pantalón corto, jugando en USA.

Hoy en día reconozco algo de razón en la impertinencia del docente. Hay que transmitir unos valores educativos, culturales. Pero hay que analizar antes de lo que se está hablando sin defenestrar a las primeras de cambio. Yo, aún hoy, seguiría respondiendo lo mismo. Hemos venido aquí a ser felices y ¿qué mayor felicidad que hacer lo que te gusta?. En esos momentos lo que más me gustaba era jugar al “basket” y ¿qué mejor forma que hacerlo siendo el mejor y encima ganando una millonada para vivir como un maharajá el resto de tu vida?.

Queda patente la ceguera ante lo exterior que seguía habiendo en esos días. Aún quedaba lejos pensar que una persona de raza negra pudiera llegar a presidir la por aquel entonces primera potencia mundial. Y mucho menos pensar que un deportista pudiera transmitir valores más lejos del simple deporte en sí mismo y menos siendo negro.

Para mí suponía la muestra de que existía un mortal capaz de burlar las leyes de la gravedad y quedarse suspendido en el aire por unas décimas de segundo más que el resto. Un deportista que podía conseguir que Larry Bird uno de sus rivales (ganador de varios títulos de la NBA con los Boston Celtics y otra leyenda del baloncesto) dijera “Esta noche Dios se ha disfrazado de Michael Jordan” cuando "Air Jordan" les acababa de meter 62 puntos el solito en un partido de play-off. Pero sobre todo, que un jugador que era el mejor del mundo, no se conformaba con títulos personales, con ser el mejor defensor, el mejor anotador, el más completo y lo que más anhelaba era hacer campeón a su equipo. Le llevó algunos años más pero al final consiguió seis anillos de campeón de la NBA. Primaba la colectividad frente a la individualidad.

Ante todo era una imagen de que existía algo más allá de los clichés españoles que nos imponían. Que un deporte también podía ser espectáculo, que podía haber plasticidad, magia, emoción y otras tantas cosas, pero sobre todo, sobre todo que los españoles no éramos ni tan buenos ni tan malos como nos querían o nos había hecho ver. La prensa española no hablaba casi de ello pero la NBA ganaba miles de millones de dólares con sus retransmisiones y “merchandising” por todo el mundo. Estábamos muy lejos de su nivel (no éramos tan buenos, otros lo hacían mejor) pero, al mismo tiempo, otros muchos fans españoles como yo, con mejor físico y mejor técnica, crecieron a la sombra de Jordan y cuando tuvieron oportunidad de jugar al baloncesto se convirtieron en los mejores del país y emigraron para jugar en los mejores equipos de la NBA (luego, tampoco éramos tan malos).

Entonces. ¿Por qué seguimos cerrándonos a competir con el resto?. ¿Por qué no hemos aprendido de los errores pasados?. Ya no somos ni tan buenos ni tan malos. ¿Por qué nos oponemos a que nuestros hijos salten el escalón que nosotros mismos nos ponemos?. ¿Por qué no les damos las mismas oportunidades que les dan los padres de otros países?. La enseñanza en este país está de saldo… pero no solo se aprende en las escuelas. No dejemos que nuestros hijos solo sean educados por sus profesores. Su educación es responsabilidad nuestra sobre todo. Un profesor sea bueno, mediocre o malo desaparecerá de la vida de nuestro hijo aunque le habrá marcado. Ese profesor se olvidará de nuestro hijo. Pero nuestro retoño no lo hará.

¡Hagamos que nuestros hijos piensen y se cuestionen lo que la gente les diga!. Aunque sean sus profesores, aunque se lo digamos nosotros. Y no confiemos todo a la fortuna o al azar. Tomemos responsabilidad. Involucrémonos. Pidamos los mismos derechos de los que disfrutan otros niños de otras nacionalidades para nuestros hijos españoles.

Por favor,  ¡No les dejemos en fuera de juego!.

Quieren bajar el nivel de la educación porque no hay dinero. Pues bien!!!... pidamos que ahorren y que se comience a emitir películas en versión original. Es más barato subtitular que doblar… que no nos engañen. Esto es una piedra. Empecemos a construir la montaña. O al menos no engañemos a nuestros hijos y les pongamos a competir con alpargatas frente a los otros niños del mundo.

Un día, uno de nuestros hijos será el presidente del gobierno de este país y yo no quiero que asienta y diga que sí, si no sabe lo que le dicen.

Y no importa si ese niño es ahora negro, asiático, hombre, mujer, gay o lesbiana. Tan solo importará que su formación le haya calado lo suficiente para ser ampliamente mejor que los gobernantes que hemos tenido hasta ahora. Que aplique su criterio con ética y con igualdad y que velando por el bienestar de España tenga una mente global.

Patrick Geddes dijo: “Think globally, act locally” (Piensa globalmente, actúa localmente).

Demos la oportunidad de que nuestros hijos aprendan y puedan leer esto tanto en español como en inglés!!!. 

miércoles, 24 de octubre de 2012

UNA CITA A CIEGAS DIFERENTE


En esos instantes, no podía dejar de evocar el recuerdo de aquella primera vez que se encontraron en aquel restaurante italiano. Aquella cita a ciegas. Aquella locura que aún no sabía cómo se había atrevido a aceptar. Se había reído hasta entonces de ese tipo de citas, de ese tipo de personas que se citaba sin saber nada de la otra e incluso, en el taxi de camino al restaurante, se pellizco un par de veces para cerciorarse que aquello no era un sueño y que lo estaba viviendo realmente, para cerciorarse de que era su cuerpo el que se dirigía a ese restaurante y no era una enajenación mental transitoria.

Pero aquella sensación se desvaneció, tan pronto le dijo al “maitre” que su mesa era la que Virginia Sánchez había reservado y éste le indicó que ya se encontraba acomodada y esperando; dando paso a una mezcla de vértigo y euforia a partes iguales.

Indicó al “maitre” que no necesitaba ayuda pues no dejaría nada en el ropero. A continuación, le siguió por el pasillo que dibujaban las mesas, aún medio vacías pues era una hora temprana para cenar, hasta una zona algo más apartada y tranquila. Y se encontró con sus ojos. Unos ojos grandes y azules como el mar, que la atrajeron con la misma fuerza que rompen las olas en los acantilados los días de mar gruesa.

Por mucho que siempre ha intentado recordar aquellos instantes, jamás podrá explicar cómo se acontecieron los segundos embriagadores que transcurrieron hasta que se acomodó a la mesa. Esa mirada dulce que sin palabras le habló a voces y le dijo tantas cosas. Aquella paz y esa energía que le transmitieron, bien pudieron haber movido su silla hasta dejarla en su lugar exacto alrededor de la mesa, con total delicadeza y como si de una liviana pluma se tratara.

Fueron unos instantes eternos. En los que pudo percibir, como si todo se ralentizara y se sucediera a cámara lenta, que en el rostro, que tenía en frente, se dibujaba una sonrisa que adornaba más aún la armónica belleza de aquella mirada. Sintió en seguida, el tacto de sus manos que se unían con las de ella, pero las sintió como si fueran ajenas a su cuerpo y siguieran un ritmo hipnótico marcado, sin duda por su mirada.

Fue siendo consciente poco a poco de que su sonrisa le respondía. Seguro que era la sonrisa más boba que jamás había puesto en su vida,  pero sin la menor duda, la más feliz hasta aquel instante.

Perdió la noción del tiempo, el sentido de la orientación, la conciencia con el resto del mundo y solo, en esos instantes, fue esencia y espíritu para ella. Sintió que solo respiraba gracias a ella, pero que al mismo tiempo ese aire que le llegaba a lo más hondo de su ser era solo por y para ella. Desde ese momento todo de sí ya le pertenecía.

Pudieron haber sido horas, quizás semanas o quién sabe si siglos, los que pasaron mirándose sin hablar, diciéndose lo que no se puede decir con palabras. Sumergiéndose dentro de cada una de sus miradas. Como nadando en unas aguas cálidas y transparentes, que bañaban unos arrecifes de coral de múltiples colores,  que formaban pequeñas islas de verde azulado en sus alegres pupilas.

-     Bueno, ¿Entonces de veras que no te importa? – balbuceó a duras penas.

¡Tan solo se habían “conocido”, hablando por un chat, no hacia ni siquiera una semana! Les habían dado las tantas de la mañana compartiendo confidencias y encontrando innumerables afinidades en un par de madrugadas. Bastaron algunos “whatsapps” más y tan solo una llamada, para que ella propusiera quedar para verse. A ciegas. Sin fotos. Solo al ánimo del sonido de sus voces y sus risas, acompañadas con sus emoticones y sus corazones latiendo por internet a golpe de megabyte. Le había explicado que era diferente y ella había ratificado esas palabras – claro que eres diferente, por eso quiero invitarte a cenar. Y pago yo, insisto – No pudo resistirse y aceptó. Pudiera ser que toda la magia de aquellas madrugadas se pudiera borrar de un solo plumazo tan pronto se encontraran y estuvo a punto de cancelar el encuentro. Ahora ya estaban frente a frente. Cara a cara. Sin trampa ni cartón. Pero ella no dio tiempo a que albergara ni la más mínima duda.

-         Quiero pasar el resto de mis días contigo – respondiendo ella así a su pregunta.

Se quedó unos instantes sin poder hablar y finalmente dijo:

-        Es la proposición más maravillosa que me han hecho jamás – mientras la emoción casi no le dejaba salir la voz.

-       La vida está llena de sorpresas y quiero vivirlas contigo – añadió – tú lo dijiste, eres diferente y eso te hace más interesante a mis ojos.
 
-      Me gustaría contarte lo que he omitido hasta ahora acerca de mí. No quiero que haya más “secretos” o partes suprimidas desde este momento, por mi parte. – Ella asintió con una sonrisa –  Pero me encantaría que fuera en un lugar más tranquilo. Si… si a ti te parece bien.
Con un movimiento de mano ella avisó al “maitre”.

-        Bueno era mi invitación y por supuesto pago yo. – le dijo con un tono que no daba lugar a replica, mientras se acercaba el “maitre” a su mesa – Por favor, la cuenta. Tenemos prisa. Si es tan amable me trae mis cosas – y le entregó una ficha del ropero.

No se había quitado la chaqueta al entrar. Tan embriagador había sido el encuentro que no reparó en si el calor que sentía era por exceso de ropa o por exceso de emociones. La noche no era demasiado fría y no se hacía preciso un abrigo pero posiblemente ella sí lo hubiera traído, en previsión de que refrescara y lo habría dejado en el ropero. 

Siguieron mirándose como flotando en la atmosfera embriagadora que aquel encuentro había creado y disfrutando de la magia que les envolvía.

El “maitre” llegó por detrás – ¿Necesita ayuda con la silla? – preguntó.

Entonces sonrió, para decirle que era muy amable, pero que no necesitaba ayuda para mover su silla de ruedas de camino a la salida, que lo podría hacer de la misma forma que había entrado. Pero, sin ni siquiera darle tiempo a girarse, vio por uno de sus costados cómo llegaba otra silla, también de ruedas, vacía. 

-         No, gracias. Puedo yo sola. – le respondió ella.

Sus miradas se clavaron aún más. A la vez que reían, reían a carcajadas por la situación y reían de felicidad. Cuando pararon, ella le dijo:

-     La vida está llena de sorpresas, ¿Recuerdas?. – rió de forma burlona, mientras movía sus dedos índice y corazón unidos para dar mayor sentido a su frase - Quiero vivirlas contigo.

No dejó de reír, mientras movía su cabeza de un lado a otro como sacudiéndose la incredulidad que la situación había generado. Esperó a que ella se acomodara en su silla, no sin perder detalle, y constatar que tenía unas piernas preciosas. Vestía una falda por encima de la rodilla y unos zapatos de piel de ante que hacían juego con su chaqueta. Se acomodó una pierna cruzada encima de la otra en una pose muy sexy. Entonces exclamó a modo de respuesta:

-         ¡Eres toda una dama!. Por favor, delante de mí. Yo te sigo.

Salieron del establecimiento y se quedaron en medio de la acera, rueda con rueda, mirando de frente a la hilera de coches aparcados, algunos en doble fila. No había hueco por donde pasar con sus sillas para intentar parar a algún taxi. Entonces se miraron y se agarraron de la mano de nuevo.

-      No puedo esperar más a besarte.- tiró de su mano suavemente y la atrajo hasta que sus labios se encontraron se unieron en un beso largo y lento – Y ahora voy a ver si el aparcacoches nos puede pedir un taxi o quiere seguir viendo como se besan dos cojas en medio de la calle.

* * * * * * * * * * *

No. no podía dejar de recordar ese momento. Tan lleno de magia. Tan lleno de amor. Aquel momento, que fue el comienzo de una historia, que le llevaba a estar ahora mirándose al espejo, agarrada a las barras de las ruedas de su silla, haciendo su sueño realidad. Poder vestirse de largo y blanco para casarse con la mujer que amaba. A duras penas contenía las lágrimas. No quería echar a perder el maquillaje. ¡Pero era un momento tan bonito!. ¡Tan feliz!. Que el corazón no le cabía en el pecho y amenazaba con salirse a través de su escote palabra de honor. 

La vida le había sido esquiva en otro tiempo. Primero tuvo que enfrentarse a una condición sexual diferente a la aceptada por la sociedad. Ella, tan romántica, siempre soñó con casarse vestida de blanco y de largo. Ni mucho menos con un príncipe azul, pero si con su princesa. Pero le parecía como un sueño inalcanzable. Luego, eso ya no importó. Tras el accidente, la vida te marcaba otras prioridades. Hubo de adaptarse a vivir de otra forma. Ni mejor ni peor, solo diferente. Todo en su vida había sido diferente al resto de los comunes mortales.

Y cuando menos lo esperaba, cuando creía que su destino estaba marcado para ser otro muy distinto al que ella hubiese deseado, apareció Virginia para llenar su vida de luces y fuegos artificiales, de arcoíris y sobre todo, sobre todo, de vida.

El destino había decidido darles una segunda oportunidad para ser felices. Para ser más felices de lo que ellas hubiesen imaginado, a tenor del camino que sus vidas habían tomado por unos estúpidos accidentes y por amar de una forma diferente a como la sociedad había decidido que las personas debían amarse.

Retiró con la punta de un pañuelo la única lágrima que no pudo contener, con mucho cuidado de no estropear el maquillaje, mientras volvía a la realidad de las voces de la gente que le rodeaba en aquel lugar donde, era ella esta vez y no otra, la que blanca y radiante iba de novia.

¡Ahora sí que por fin se podía decir que su vida andaba sobre ruedas!